Como primer cabeza de serie de la FedExCup, comenzó con una ventaja de dos golpes sobre Tony Finau antes incluso de dar un golpe. Terminó el caluroso y ventoso día en East Lake con 3-bajo 67 y una ventaja de dos golpes sobre Jon Rahm.
Se trataba de jugar otra ronda del torneo.
«Creo que estando en el lugar en el que estoy, sería fácil adelantarse a uno mismo y, quizás, desviarse de su plan de juego porque sientes que estás por delante», dijo Cantlay. «Y eso no ayuda, así que no voy a hacerlo».
Sólo cuatro jugadores tuvieron una mejor puntuación, por lo que fue un buen día independientemente del formato que permite a los jugadores empezar en varios puntos bajo par dependiendo de su posición en la FedExCup.
Rahm comenzó con un chip para birdie, después evitó que la ronda se le escapara con unas cuantas salvadas clave, una para bogey, otra para par, recuperó su juego con cuatro birdies en sus últimos siete hoyos para un 65.
Cantlay, que comenzó con 10 bajo par, se situó en 13 bajo par.
A cinco golpes de distancia se encontraban Bryson DeChambeau y Harris English, y sólo uno de ellos logró recuperar un poco de terreno con respecto a Cantlay al tiempo que ofrecía uno de los momentos más emocionantes.
Ese sería English, que no terminaba de encontrar su juego, cuando se puso en el tee del 15 de par 3 sobre el agua, el segundo hoyo más difícil de East Lake, golpeó un hierro 5 desde 224 yardas y vio cómo caía para un hoyo en uno, el primero desde que el TOUR Championship llegó a East Lake en 1998.
Siguió con dos birdies más para un 66, uno mejor que Cantlay en el día, un poco más cerca que cuando comenzó el día.
DeChambeau hizo un birdie en sus tres últimos hoyos para salvar un 69. Empezó con tres golpes de desventaja y ahora está a cinco.
Finau, por su parte, hizo un 72 y pasó de estar dos golpes por detrás a siete.
Este es el tercer año del formato, y Cantlay no sabe cómo se siente la mitad inferior de los competidores. Era el cabeza de serie número 2 en 2019. Esa primera vez no le fue bien. Tuvo una de sus peores semanas del año, que le costó casi 2 millones de dólares con lo mucho que cayó.
Rahm comenzó cuatro atrás y, al igual que Cantlay, optó por no prestar atención a nada más que al siguiente golpe, incluso cuando el buen comienzo parecía que podía alejarse de él. Hizo bogey desde el rough de la izquierda en el séptimo, tuvo que recuperar desde detrás del octavo green para hacer bogey y salvó el par desde un búnker en el par 3 del noveno.
Eso fue tan importante como algunos de sus birdies. Ahora está a dos de Cantlay a falta de 54 hoyos, y por muy extraño que parezca al principio, ahora parece un torneo normal.
«Es muy fácil dejarse llevar por lo atrás que empiezas. No creo que haya pensado ni una sola vez en ello. Sólo intentaba hacer mi puntuación», dijo Rahm. «Mi trabajo es pegar el mejor golpe que pueda cada vez y eso es todo lo que puedo controlar».
