Te dejamos con parte del artículo elaborado por un experto como es Óscar del Río para que sepamos gestionar el éxito y el talento emergente de los más pequeños cuando despuntan a edades muy tempranas.
En el mundo del deporte tenemos muchos ejemplos de deportistas que brillaron desde muy jóvenes en sus respectivas disciplinas. En el caso del golf, Sergio García y Carlota Ciganda empezaron a destacar a nivel internacional a los 13-14 años y siguen brillando a nivel mundial 15-20 años después de sus primeros éxitos.
Sin embargo, no todas estas jóvenes promesas que irrumpen con victorias a edades tempranas tienen largas y exitosas carreras deportivas como Carlota Ciganda o Sergio García. En algunos casos, desgraciadamente, se ven obligados a retirarse también prematuramente, como Ángel Rebolo, quien con 15 años debutó en la ACB con el Breogán de Lugo en 1990, y a los 16 se retiró del baloncesto.
A principios de año conocíamos la retirada del tenista Carlos Boluda a los 27 años, quien de adolescente era comparado una y otra vez con Rafa Nadal y finalizó su carrera deportiva siendo el puesto 254 su mejor posición en el Ranking ATP.
La importancia de relativizar
Cuando un jugador/a destaca a edades tempranas, es su entorno más cercano el responsable de poner los pies en la tierra al niño/a o adolescente, no encumbrarle ni compararle con estrellas del deporte. Lo que toca en esos momentos es relativizar la importancia de los éxitos por muy importantes y relevantes que sean.
Esta misma capacidad de relativizar es la que debe reinar en ese mismo entorno cuando los resultados no sean tan buenos y no estén a la altura de las expectativas. Magnificar o dramatizar es justamente lo que no necesita un deportista en fase de formación, entendiendo la formación en un sentido amplio y no solo deportivo: formación personal y académica.
Lo más normal es que un adolescente, al no contar con la suficiente madurez y perspectiva, no esté preparado para asumir esos éxitos que de repente le llegan. De nuevo es su entorno más cercano quien no debe dejarse deslumbrar por los éxitos alcanzados y ser conscientes de que esos éxitos deportivos deben ir acompañados de sensatez, de responsabilidades y obligaciones en todos los ámbitos de la vida del adolescente.