Aunque esta semana han regresado pocos espectadores, las medidas de seguridad de la pandemia siguen siendo evidentes. La más obvia es la ausencia de las tribunas, que solían elevarse por encima de los tees de salida 12 y 16, entre otros puntos de observación populares.
Además, hay una lista de normas en las zonas de asiento de los espectadores que prohíben comer, beber y fumar. Hay que llevar la cara cubierta, con la mascarilla, en todo momento y las sillas no pueden dejarse desatendidas.
«Eso es nuevo», dijo una persona asidua, en años anteriores, al torneo. «Sé que durante el torneo, sobre todo el domingo, a los aficionados les encanta dejar las sillas en el 18 y recorrer el campo todo el día. Supongo que tendrán que llevarla consigo».
En la entrada principal, hay carteles blancos a lo largo del camino hacia el campo que dicen: «Gracias por el distanciamiento social» y «Por favor, no coloque las sillas a menos de dos metros de distancia».
No hay señales que limiten el número de espectadores en cada hoyo o zona de observación.
«Es diferente» cuentan quienes han tenido la inmensa fortuna de pasear por el recorrido. «Aunque todos los que están dentro hoy aprecian estar aquí”. Algunos aún recuerdan no haber podido estar presentes en la pasada edición y hubieron de conformarse con verlo por televisión. “Disfruté viendo el Masters de noviembre, pero no fue lo mismo sin los aficionados. Es muy agradable volver a la normalidad».