Cabeza fría y mano caliente. Son dos de los elementos esenciales que todo jugador/a debería poseer en cada vuelta al campo pero claro, no siempre es posible. Hay factores externos e internos que pueden incidir positiva o negativamente en nuestra concentración y que pueden tirar por tierra toda la preparación previa.
En los momentos de bajón, en los que sientes que no sale ningún golpe y que aparece la frustración, esos en los que romperías todos tus palos y que da igual que seas profesional o amateur, son los que hay que saber gestionar incluso mejor, porque el golf es un deporte de superación, con más días negros que brillantes, con más golpes horribles que sublimes y seguramente con más vueltas sobre el PAR que por debajo del campo.
Igual que puedes estar en la cumbre o en un día donde todo sale, puede haber muchos en los que nada sale ni siquiera en el calentamiento previo y ahí tienes que demostrar toda tu entereza.
Algo que los golfistas tratan de evitar a toda costa es apuntarse bogeys en su tarjeta, esa jugada »maldita» en la que se introduce la bola en el hoyo con un golpe de más sobre el total fijado por el par. Por no hablar del doble bogey (dos golpes de más). Un desastre, un agujero negro en nuestra tarjeta, un día perdido imposible de remontar…
Pero al contrario de lo que la mayoría de jugadores piensan, a veces los bogeys no son tan malos. Un golpe perdido es más fácil de recuperar que dos. Cuántas vueltas se arruinan por arriesgar demasiado en momentos difíciles. En muchas ocasiones el sacar la bola a calle y asumir la pérdida de un golpe, dejando a un lado las heroicidades, no es tan mal resultado.
El secreto es no desfallecer y seguir, seguir. Un día llegarán los birdies, los eagles o, incluso, los albatros, que todo el mundo conoce, pero pocos han visto-.
Y una última curiosidad: el término »birdie» fue acuñado en 1899, en el Club de campo de Atlantic City (New Jersey). Durante un partido uno de los golfistas golpeó a un pájaro en pleno vuelo y la bola fue a parar a escasos centímetros del hoyo. Este hecho hizo que los compañeros de partida comenzarán a exclamar que ese resultado de tres golpes en un par cuatro se debió a un »birdie».