El próximo jueves, con un importante cartel de jugadores, en el Colonial Country Club de Fort Worth en el estado de Texas, el Charles Schwab Challenge será el pistoletazo de salida de la competición.
No hay garantía de que el plan diseñado por el PGA Tour, incluyendo los test a jugadores incluidos en el mismo, mantenga a raya al coronavirus. El golf, además de algunas ligas de futbol, es el deporte más importante que intenta volver a la normalidad. Veremos como se desarrolla esa normalidad que, sin duda, conllevará algunos ajustes.
No habrá pro-am, no veremos las carpas de hospitalidad, no habrá público, al menos de momento, los jugadores no llevarán detrás un séquito como suele ser habitual en estos torneos. En su lugar veremos desinfectante de manos en cada “tee” de salida, pruebas constantes a los jugadores, tratando de mantener en marcha la competición.
En estas semanas de parón hemos visto, por televisión, todos los torneos históricos posibles, las gestas de Tiger Woods, la victoria de Sergio García en el Masters, las remontadas en la Ryder Cup. Dos eventos solidarios con Rory McIlroy y Dustin Johnson junto a Rickie Fowler y Matthew Wolff en el Seminole de Florida hace unas semanas, Tiger Woods y Peyton Manning venciendo a Phil Mickelson y Tom Brady en el Club de Golf Medalist. Combinados, los dos eventos recaudaron más de 25 millones de dólares. Ambos sin las tensión competitiva que se espera de un evento de alto nivel.
Como sucede en todos los deportes, nunca antes el golf se había reanudado en medio de una pandemia mundial. En cuanto a la logística de los torneos, ya hemos comentado, habrá cambios. En cuando al juego y la competición no se deben esperar muchas diferencias. Algunos llegarán oxidados a los primeros torneos. Quizá el número de participantes no será el mismo que solía, sin embargo, para la primera cita contaremos con los veinte primeros del ranking ansiosos por volver a sentir el golpeo de la bola contra sus palos. Buscando, sobre todo, llegar al mes de agosto en la mejor forma posible para afrontar el primero de los grandes el Masters de Augusta.
Al principio será un poco agobiante. Los jugadores del PGA Tour , caddies y el personal esencial pasarán una prueba PCR antes de cada torneo. La prueba según el PGA Tour llevará unos minutos y el resultado se conocerá en pocas horas. Se cuenta con que 400 personas pasarán estas pruebas cada semana. También se anima a los jugadores y caddies a que se hagan la prueba en casa antes de viajar a los torneos, pero eso no será un requisito. Si un jugador da positivo durante un evento, se le pedirá que se retire y ponga en cuarentena. El circuito fletará vuelos de un evento a otro por si los jugadores quieren usar esta opción para el transporte.
A grandes rasgos, así será la vuelta a la competición profesional. Será emocionante, también una incógnita el jueves por la mañana de la semana que viene en el Colonial Country Club el golf tratará de ganarle la partida al virus.