Ante todo, es importante tener en cuenta que, además de nuestro nivel físico, se habrá mermado nuestra capacidad mental para hacer frente a las diversas situaciones de juego y eso puede llegar a arruinar nuestra ronda. Por eso, es necesario estar muy centrados mentalmente y relativizar al máximo los posibles problemas.
Para ayudarnos a ello, qué mejor que contar con los consejos de todo un experto, el psicólogo de la Real Federación Española de Golf, Óscar del Río, quien nos habla en este artículo de lo importante que puede llegar a ser jugar sin expectativas.
Veamos, a través de su artículo cómo nos influye en nuestra actitud y en nuestro juego el tener o no tener expectativas, esa es la cuestión.
Actitud sin expectativas
A veces oímos decir a los jugadores profesionales que uno de los motivos por los que han jugado bien es porque han salido a jugar sin expectativas. La explicación psicológica la podemos resumir diciendo que cuando no esperamos nada nos volvemos más tolerantes ante los errores, aceptamos mejor las cosas que nos suceden durante la vuelta y, en general, somos capaces de relativizar las diferentes situaciones que nos van sucediendo.
Esta actitud de »sin expectativas» hace que la intensidad emocional que tenemos durante la vuelta sea baja, no hay frustración, ni quejas ni reproches y nos resulta más fácil, o menos complicado, estar única y exclusivamente centrados en el golpe que tenemos delante. No nos acordamos ni nos preocupamos del pasado ni tampoco nos adelantamos al futuro. Es lo que llamamos jugar »golpe a golpe» y estar en el presente.
En cambio, cuando estamos jugando al golf con actitud de »expectativas», es muy fácil que nuestra mente se dedique a evaluar después de cada golpe o después de cada hoyo si se están cumpliendo nuestras expectativas iniciales y nos dedicamos más a juzgar que a jugar.
Entre ambos verbos solo hay una »z» en medio, pero la diferencia es abismal, ya que nos volvemos juzgadores de nuestro golf en vez de jugadores de golf. Lo bueno es que podemos elegir qué actitud queremos tener y a qué nos queremos dedicar durante la vuelta: si a jugar o a juzgar.
¿Sin expectativas?
¿Se puede jugar una ronda de competición sin expectativas? La realidad es que no. El día antes de jugar un torneo, siempre tenemos algún tipo de expectativas que hemos generado en función de las valoraciones realizadas sobre nuestro juego, últimos entrenamientos o torneos.
A estas valoraciones hay que añadir pensamientos y creencias particulares del jugador, como por ejemplo: el tipo de campo donde vayamos a jugar, la previsión del tiempo u otro tipo de pensamientos-creencias ya no tan racionales.
La suma de todos estos elementos hace que, queramos o no, tengamos algún tipo de expectativas de cara a la competición. Éstas pueden ser positivas, negativas o del tipo »puede pasar cualquier cosa».
Realmente cuando decimos que »no tenemos expectativas» lo que estamos sintiendo es que »puede pasar cualquier cosa», es decir, podemos jugar bien, mal o regular. Es precisamente esta actitud de “puede pasar cualquier cosa” la que facilita aceptar los errores y relativizar las situaciones como decíamos al principio.
Accede a este enlace al artículo completo del profesional de la RFEG.