Tras dos jornadas en donde el viento obligó a suspender la competición, por fin volvió la normalidad climática a El Ejido para cerrar con brillantez, no exenta de emoción, un torneo reducido a solo 36 hoyos, la segunda vez en su cuarto de siglo de historia que ha contado sólo con dos vueltas.
Mantener la cabeza fría ha sido fundamental para que Jesús María Arruti lograra la victoria en Almerimar en una jornada final muy tensa, con enorme competencia en los primeros puestos. Por momentos, mediada la segunda mitad, había hasta ocho jugadores en un solo golpe de diferencia, sin que nadie acertara a distanciarse.
Era líder Arruti con cuatro bajo par después de enlazar cuatro birdies en cinco hoyos, del 9 al 13, pero Rafael Benítez, líder al comienzo de la jornada, no se arrugaba y compartía el primer puesto tras rubricar birdie en el 13.
Benítez acabó los primeros nueve con dos sobre par, tres bajo par en el total, que le permitía tener abierta la puerta del triunfo, reforzando claramente su posición con el birdie en el hoyo 13, pero desde ahí todo se nubló. La presión le quitó seguridad en sus golpes y dos bogeys consecutivos en el 16 y 17 le condenaron a compartir el tercer puesto.
Hablando de la cabeza fría de Jesús María Arruti, los hechos lo confirmaron. Tras su último birdie en el 13 se mantuvo cauto, logrando pares mientras el »baile» de los bogeys afectaba a sus principales rivales. Así llegó al tee del 18 con dos golpes de ventaja, precisamente los que llevaba bajo par en la jornada. En el último hoyo hubo un momento de suspense cuando su bola quedó mal colocada, justamente delante de una chuleta, y decidió llamar al árbitro.
»Yo estaba seguro de que podía quitar la chuleta, pero no era momento de cometer una imprudencia y me quise asegurar», manifestó una vez concluida la jornada y asegurado el trofeo de ganador.
Resuelto el caso, su tiro a green quedó corto y algunas mariposas se agolparon en el estómago. Pateó, quedándole un putt comprometido para par. Antes siquiera de pensar cómo jugarlo, se acercó a la pizarra de líderes instalada al lado del green para saber si estaba actualizada. Lo estaba y decía que tenía dos golpes de ventaja. Es decir, que con dos putts ganaba.
No había necesidad de asumir riesgos y su primer putt parecía más buscar un segundo golpe en el green sin riesgo que un intento de acabar el hoyo. Así fue. Perdió un golpe de su ventaja, que poco importaba ya, y consiguió el triunfo, otro Campeonato de España, ahora con la singularidad de que ha sido el primer torneo de categoría senior en el que participaba.