Entre abrazos, vítores y apretones de manos se pasó Shane Lowry más de 40 minutos largos. Había ganado The Open. Primero para su cuenta particular, y lo había hecho en casa, en Royal Portrush. No podía haber tenido mejor escenario.
Y todo ello en un día sumamente complicado con mucho viento, más agua, paraguas, gorros, mangas largas…todo en contra salvo su golf, un golf que irrumpió hasta alcanzar el -15 de acumulado, imposible para cualquier mortal (el segundo, Tommy Fleetwood, se quedó con -9). Todos se rindieron a su juego, era su momento.
Su conocimiento del campo le sirvió para luchar contra los oponentes y los elementos, marcándose una vuelta de 72 golpes, marcando al resto, guardando el trapo y no apretando más de lo estrictamente necesario. Y es que por atrás nadie apretaba (Fleetwood 74, Toni Finau 71, Lee Westwood y Brooks Koepka 73 y 74, respectivamente, desde el T4…). Su vuelta fue un remanso de paz a pesar de las duras condiciones. Irlanda agitaba desde las gradas y Lowry desde el campo.
Para rematar la faena, en el 18, pegó un approach sublime directo al green, brazos al aire y el público enloquecido, corriendo a cerrar el green del 18 donde su héroe se coronaría minutos después. Segundo The Open en Irlanda desde el lejano de 1951 (también en este recorrido).
Más abajo terminaron otros jugadores como Francesco Molinari, Justin Thomas o Jon Rahm (T11), Henrik Stenson, Justin Rose y Jordan Spieth (T20 con -1), Bubba Watson y Dustin Johnson (T51 con +3), y Sergio García con +6 de acumulado concluyendo en el puesto 67 empatado.
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Fotos: The Open
