En 1979, concretamente un 21 de julio, un jovencísimo Severiano Ballesteros abría bocas de asombro y recibía aplausos con un golpe magistral desde el hoyo 16.
Un golpe que le permitió hacerse con ese British Open en el recorrido de Royal Lytham por delante de Ben Crenshaw y Jack Nicklaus. Y es que, tres años antes, ya había presentado su más firme candidatura con un segundo puesto que, teniendo en cuenta que apenas tenía 19 años, sabía mucho a gloria, a rotura de estadísticas, a historia del golf.
«Salías y casi no se podía ni andar con él. Entraba a un restaurante y la gente se ponía en pie a aplaudirle. Pero en España sus triunfos no se valoraban tanto, como le pasaba a Manolo Piñero», comentaba María Acacia López-Bachiller, hasta hace poco jefa de prensa del European Tour.