Sergio García, acompañado por su esposa Angela Akins, ha querido este año recorrer los 18 hoyos del mítico Augusta, de la mano, jugando juntos, y parando a recordar los mágicos momentos vividos en 2017 cuando el de Borriol se colocó la chaqueta verde.
Ambos han rememorado los golpes que le hicieron ganador y Angela, que suple a Víctor García, padre de Sergio, quien tuvo este honor el pasado año, ha disfrutado como en sus tiempos de la Universidad de Texas, cuando jugaba en el equipo en diversas competiciones.
Se ha visto complicidad en los dos y en lo que refiere a Sergio, muy buenas sensaciones. Quién sabe si este año podrá repetir, pero lo cierto es que todos los recuerdos que habrán vivido en cada hoyo le servirán al castellonense para motivarse de cara a este torneo tan especial.