Las inclemencias meteorológicas han impedido el desenlace habitual en domingo del AT&T Pebble Beach Pro-Am. El mal tiempo, tanto con lluvia como con granizo y una posterior falta de luz. El mano a mano que mantenía Paul Casey y Phil Mickelson derivó en el deseo del norteamericano de continuar (es lógico pues iba en una buena racha) y en la decisión del inglés de dejarlo para hoy (elección que finalmente fue la escogida).
Tras el varapalo de Mickelson por haber perdido el liderato el sábado, salió el domingo a por todas y se marcó dos birdies en los cuatro primeros y otro más en el 9. En la segunda mitad le siguió otro en el 10, el 13 y el 14, todo sin errores, pero en el 16 todo se paró, y tiene de momento el liderato recuperado a falta de dos hoyos. Habrá que esperar a las 8 de la mañana (17:00 hora española) para que se reanude la competición y se conozca al ganador final.
Junto a él, Casey respondía con solo dos birdies y dos bogeys, quedándose en el 16, a falta de un golpe para el par, y los dos últimos hoyos.
Por si acaso, metía presión desde lejos Scott Stallings con un excelente 66, colocándose también segundo, a tres golpes de Mickelson. Teóricamente no debería tener dificultades el bueno de Phil para, con tres golpes de diferencia, llevarse el torneo por quinta vez (1998, 2005, 2007 y 2012) pero ojo que aún puede pasar de todo.
De los que han terminado, mencionar a Jason Day quien, con una última vuelta de 68, se aupaba hasta el cuarto lugar empatado; Graeme McDowell terminaba con un total de 71 golpes, en el puesto 18 empatado, y Matt Kuchar y Patrick Reed hacían lo propio con un golpe más (-7) en el T22. Ernie Els finalizaba con 71 golpes en el puesto 28 y Branden Grace cedía con 74, cayendo hasta 14 posiciones (T28); por contra, Tony Finau recuperaba ligeramente a pesar de no haber realizado una buena ronda (70), teniendo que conformarse con el puesto 38.
En cuanto a Rafa Cabrera Bello, cal y arena, bien y mal. El canario se metía de lleno en la pelea por el título con un arranque demoledor de birdie-bogey-birdie-birdie-birdie, pero fue llegar al 7 y se apagaron todas las luces. Doble bogey ahí, en el 14 y en el 18 (además de otro birdie en el 16) que provocaron un horroroso final que ni él mismo esperaba tras el buen comienzo.
Su juego, afilado y acertado, se fue oscureciendo como el cielo y terminó por convertirse en su mayor enemigo. La lectura positiva que puede sacar es que, al menos ha terminado dentro de los 22 mejores y ha llegado al domingo con opciones de triunfo.
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Fotos: PGA Tour