Todo eso es lo que han vivido los jugadores en el Metropolitan Golf Club de Melbourne, donde el sol y el buen tiempo daban paso, en esta segunda jornada, a unas condiciones bastante desapacibles que han dejado el torneo más o menos como estaba al inicio, con Bélgica muy fuerte y ya mandando y con Corea del Sur manteniendo el tipo.
Era jornada de foursomes y había que cambiar el chip, no para los belgas, que han seguido demostrando pegada y conjunción, entregando esta vez una ronda de 71 golpes para ponerse ya con -10, lo mismo que los asiáticos (72 en su caso).
Tanto Thomas Pieters como Detry amenazaban el día previo carburando especialmente en la parte final y ahora el ataque ha sido desde el inicio si bien el frío no ha ayudado en exceso a que la bola corriese y se lograsen más birdies. Los coreanos, Kim y An, por su parte, han mantenido su tranquilidad habitual, sin ponerse nerviosos a pesar de los bogeys (1, 11 y 12), sabiendo que poco a poco llegarían sus oportunidades.
Se han descolgado por contra, ligeramente, los locales, Smith y Leishman, cayendo siete puestos con un 76, mientras que han emergido también los italianos Pavan y Paratore (ya son terceros) y sobre todo los mexicanos, recuperando 13 puestos para meterse en el top 6 con una ronda de 70, y los escoceses Knox y Laird, en su caso con 71.
En cuanto a los españoles, Jorge Campillo y Adrián Otaegui han firmado 74 golpes (tres birdies y dos bogeys) con un comienzo titubeante (dos bogeys en los cinco primeros) que poco a poco revertían, más con oficio y temple que con juego de toque, pues el campo no estaba para florituras. Aun así, tuvieron alguna opción más de birdie que se dejaron por el camino y que hubiese supuesto una ronda ya excelsa de resultado, pero pueden estar contentos, están en la pomada y a trabajo pocos les van a ganar.
Han recuperado seis posiciones y se meten entre los 17 mejores, lo más positivo de un día en que se vieron casi más paraguas que aficionados sobre el recorrido aussie.
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Fotos: World Cup of Golf