Ha tardado, quizá por aquello de meditar bien la respuesta y tener claro lo que decir, pero lo cierto es que una disculpa, aunque sea tarde, es una disculpa. Y eso es lo que ha hecho Phil Mickelson tras su rabieta en el tercer día del US Open.
Como todos sabréis, el zurdo de San Diego golpeaba su bola en el green del 13 y, al ver que fallaba el golpe con el putter, decidió correr a por ella y volver a golpearla sin que esta parase, algo que por reglamento está prohibido y es sancionable.
La acción de Phil Mickelson en el hoyo 13 de Shinnecock Hills
El norteamericano, que sabía que le iban a otorgar dos golpes de penalidad (al final terminó el hoyo con 10 golpes y la ronda con 81), esperaba que la sanción no fuese más allá, como así finalmente ocurrió y así ha sido finalmente y ahora ha querido expresar públicamente sus disculpas.
Aficionados y jugadores abrieron un debate sobre si debería seguir continuando en el torneo o no y el propio Mickelson se ofreció ante el presidente de la USGA a ser descalificado, algo que dice mucho de él.
»Sé perfectamente que debí haber hecho esto antes, pero la verdad es que necesitaba unos días para calmarme. Mi rabia y frustración terminaron por salir a la luz después de que en el campo nada me saliera bien. Estoy avergonzado y decepcionado por mis acciones. No fue mi mejor momento, claramente. Estoy arrepentido», comentaba el norteamericano.