Ojo que no está todo el pescado vendido en el Fort Worth Invitational. Bien es cierto que Justin Rose navega con rumbo decidido en pos de la victoria y que tras entregar cinco birdies y un bogey y 66 golpes, lo tiene todo a favor pero detrás de su barco puede desencadenarse la tormenta perfecta.
Y es que a su espalda vienen con hambre no solo Brooks Koepka (67) y Emiliano Grillo (69) a cuatro de diferencia, sino que emergen, aunque sea a seis golpes, cinco jugadores entre los que destaca el sudafricano Louis Oosthuizen y, por supuesto, Jon Rahm.
El vasco se estaba reservando lo mejor para el final, o eso parece, y tras dos días algo grises, en el tercero, hacía brillar el Sol con 64 golpes, segunda mejor vuelta del día, y siete birdies con solo un bogey. Remontada de 30 puestos y a soñar.
Y es que estaba muy lejos, casi sin opciones, pero el de Barrika no es de los que se rindan y en este tercer día le entró todo lo que no quiso entrar en los anteriores. Se movió mucho la tabla y él fue uno de los que la agitó junto con el citado Oosthuizen, Ted Potter Jr., Brian Harman, Matt Kuchar, Michael Thompson o Si Woo Kim.
El drive le respondió a las mil maravillas, siendo un arma de precisión infalible que dirigía la bola allí done quería el español. Poco se le puede pedir a su rendimiento con este palo en la jornada del sábado, al que se unió la brillantez con el putter, estando también a un muy buen nivel en lo greenes (birdies en el 1 y el 2 para comenzar con seguridad, aunque a punto estuvo del eagle en el 2).
Pudieron ser más birdies, al menos dos o tres más, dado que el campo esta vez sí benefició su juego (y el de muchos otros), pero finalmente se quedaron en PAR por centímetros.
Así pues, nos esperan emociones fuertes en este desenlace en Colonial. Estaremos muy atentos a ver si el ‘mazo de Barrika’ nos depara alguna jugada magistral este domingo.
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Fotos: PGA Tour