Las palabras de Sergio García, Rafa Cabrera Bello y Jon Rahm tras la primera ronda del WGC Dell Match Play desprendían optimismo ante el siempre difícil y competido sistema de disputa de un match play.
Primer día en que Rahm y Cabrera Bello vencieron y García supo arrancar un empate que sabe a victoria ante Shane Lowry, dominador del partido pero que se dejó empatar en el último hoyo.
«No jugamos muy bien ninguno de los dos pero sí que peleamos de principio a fin. Ha sido un buen empate porque me permite seguir dependiendo de mí mismo. Si gano los dos próximos partidos, me clasifico. Si hubiera perdido ya no habría dependido de mí mismo», comentaba el de Borriol.
Por su parte, el canario Cabrera Bello, en un campo en el que guarda un buen recuerdo, también empezó con excelentes sensaciones: «Me gusta mucho este campo, me gustan los greenes, el diseño y la diferencia que hay entre los nueve primeros y los nueve segundos. Tienes que pensar cada golpe que das. Cada semana competimos contra 150 golfistas distintos, mientras que esta semana realmente sólo tienes que ganar a siete para vencer. Así que no hay otra receta: partido a partido, sin mirar más allá».
El debutante Rahm lo hizo sin nervios aparentes, con ese golf que tanto le representa y le convierte en un jugador temido en los cara a cara. El vasco no se amilanó ante Kevin Chappell, jugador de más experiencia, y suplió su juventud con ilusión, entusiasmo y mucho empuje, tres grandes ingredientes en una competición de este estilo: «No se sabe muy bien si ayuda o perjudica jugar con alguien a quien conoces, ya que tenemos cosas en común y nos conocemos muy bien, por lo que sabía que iba a ser un día duro y que iba a necesitar mi mejor golf. No es fácil competir contra un amigo. Lo más complicado del debut fue lidiar con las ganas de hacerlo bien, ya que estaba algo tenso».
