Empezó el día y nada más había que mirar la cara de Rory McIlroy para saber que movimiento y pelea iba a haber, y que el norirlandés no había dicho su última palabra. Ataque en clave de drive, potencia en estado puro, con golpes largos y bien dirigidos desde el tee, lo que le procuró oportunidades muy buenas de cara a los birdies.
Así, aunque su tarjeta fue un tanto irregular (siete birdies y cuatro bogeys), consiguió escalar posiciones y con su 69 en el general, apretar las tuercas al torneo, haciendo dudar a los líderes, Hoffman y Kisner quienes, no obstante, consiguieron aguantarle (ambos -10) hasta que Kisner cometió dos bogeys casi seguidos (hoyos 12 y 14) que le sepultaron las opciones, mientras que Hoffman sufría tres (hoyos 7, 8 y 9) lo que dejó en bandeja el titulo al otro jugador que venía en zafarrancho de combate: Marc Leishman.
El australiano, sin hacer ruido y con un discreto 69 (eagle, tres birdies y dos bogeys) se colaba entre los mejores y daba en el 16 (eagle) la estocada definitiva a la competición.
McIlroy sufrió su propia impaciencia en la búsqueda de birdies, lo que le provocó algún que otro error, el más doloroso el bogey del 18, donde llegó para poner un putt de cinco metros que le hubiese conferido algo más de margen de maniobra, pero falló, y ahí se engrandeció Leishman, menos ofensivo pero más seguro.
Segunda victoria que pone fin a cinco años de sequía y que celebró rodeado de su mujer y sus dos hijos, con una amplia sonrisa y, como no podía ser de otra forma, con la mítica chaqueta roja de Arnold Palmer, un tributo que ya siempre quedará para la historia de este torneo.
Emiliano Grillo fue otro de los que estuvieron incisivos durante la última jornada, con una ronda de 68 que le hizo escalar 12 posiciones (T7) y lograr una tarjeta limpia de errores.
Rickie Fowler no terminó mostrando todo su buen juego y se fue una posición abajo, a la T12, tras entregar 72 golpes; similar resultado obtuvo Justin Rose, en su caso con 73 impactos, para acabar un puesto más abajo empatado, entre otros, con un desacertado Matthew Fitzpatrick, quien emborronó su bueno torneo con un 76 final de dos birdies y seis bogeys que le hicieron caer diez posiciones.
Jason Day mejoró prestaciones y cerró el torneo como lo empezó, con 70 golpes y no malas sensaciones en su puesta a punto para Augusta, si bien debe mejorar ritmo de competición todavía. Mejoró mucho Bubba Waton con 68 impactos y un ascenso de 31 posiciones para acabar, no obstante, muy lejos de lo que se le presupone, en concreto, en el puesto 34.
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Fotos: PGA Tour