Dinamarca tiró de casta, esfuerzo, trabajo, buen toque y, sobre todo, efectividad. Todo ello se mezcló en territorio australiano para imponerse en la Copa del Mundo, la primera que logra este país en su historia.
Soren Kjeldsen y Thorbjorn Olesen no ofrecieron ninguna laguna en su juego y mucho menos en su tarjeta y para los escépticos, ofrecieron 66 golpes que redondearon cuatro días de ensueño.
El Kingston Heath Golf Club hacía sonreir a esta pareja que no contaba entre las favoritas pero que, tras una segunda jornada estratosférica de 60 golpes, subió al liderato y ya no lo soltó.
En un día mucho más plácido de juego, tregua del viento mediante, los países bajaron sus registros, especialmente Francia, quien apretó con su 63 y consiguió auparse a la segunda plaza, sorprendiendo a los chinos y a los norteamericanos, para empatar los tres en segunda posición.
España lo intentó de mil maneras y a pesar de que volvió a ofrecer una cara más que solvente (66 impactos), se dejó otras cuatro posiciones en el camino y vio cómo le pasaban como un vendaval tanto Italia como Suecia (los mejores del día con un gran 62 de Lingmerth y Noren) y finalmente quedaba relegada al octavo puesto, a siete golpes del título con un inicio muy bueno con tres birdies seguidos que después se diluyó con varios pares seguidos.
Finishing in style. 🇩🇰
Denmark wins its first @WorldCupGolf.#QuickHits https://t.co/nqGjeBmsAn
— PGA TOUR (@PGATOUR) 27 de noviembre de 2016
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Fotos: World Cup of Golf.
