Para los que no han estado, las sensaciones que allí se viven son indescriptibles, pues es un lugar rodeado de un aura mística, un aroma a historia, a anécdotas, a records, a triunfos, un aroma a GOLF. Para los que han tenido la gran oportunidad de pisar su verde recorrido, es una experiencia que siempre recordarán, un hecho imborrable en sus mentes y que pondrá su nombre entre los elegidos que han golpeado la bola en un recorrido histórico, lugar donde tantos y tantos nombres han labrado su hueco entre los mejores de este deporte.
Sin duda alguna, poder completar su recorrido significará algo más que rellenar una tarjeta, dando igual si se hacen más o menos golpes, ya que lo verdaderamente importante es disfrutar la experiencia, imbuirse de cada swing, tomarse una buena pìnta de cerveza en el mítico pub Dunvegan y dejarse llevar incluso por la lluvia casi perenne que calará su memoria en cada tee de salida.
Y el último día, antes del regreso, cena obligada en St. Andrews Golf Club, el privado club más antiguo de Escocia, que está situado frente al green del hoyo 18 y al que accedemos porque, como no podía ser de otra manera, entre nosotros hay un par de socios.
St. Andrews nos espera, a nosotros y a los ganadores, para que sepan lo que es recorrer un pedazo de historia y vivir por y para el golf. La magia del Old Course ya corre por nuestras venas.