Después de entregar un 76, Søren Kjeldsen superaba con un birdie en el primer hoyo de desempate al austriaco Bernd Wiesberger y al inglés Eddie Pepperell.
Kjeldsen empezó la última vuelta con dos golpes de ventaja y los perdió de entrada con dos bogeys. Un doble bogey en el 8 le puso +4 en el día, pero el viento de Royal County Down también estaba pasando factura a sus rivales, convirtiéndose en el auténtico juez durante toda la competición, ya que, por ejemplo el domingo, únicamente hubo cuatro vueltas bajo par, una de ellas el impecable 69 (-2) de Pepperell, que puso el listón de la casa club en -2.
Media hora más tarde, Wiesberger entregó un 73 para igualar su resultado, y se sentaron a esperar a Kjeldsen que llegaba al 17 un golpe por delante; el sábado el danés había terminado con dos bogeys, y cuando hizo tres pats en el 17, se encontró bajo máxima presión. Su pat para par en el 18 entró en la última vuelta y le aseguró el puesto en el desempate.
Volvieron al 18 (par 5 de 501 metros) y Kjeldsen tomó la iniciativa con un drive al centro de la calle y una sensacional madera 3 al centro de green. Después de un primer pat regular, se dejó un compromiso para ganar y la bola entró dando la vuelta al ruedo, así que hubo tensión hasta el último momento.
Kjeldsen, uno de los jugadores más queridos del circuito, lo confirma: «Creo que la última vez que respiré fue en el 14. Nunca he estado tan nervioso como hoy en los otros torneos que he ganado; antes de salir había decidido no mirar las pizarras, pero cuando empecé a perder golpes empecé a mirarlas y me consolaba ver que no era el único con problemas en un día tan brutal. He ido tirando golpes a diestro y siniestro, pero hice una gran recuperación en el 15 y la madera 3 del desempate fue fantástica. Hace tres semanas iba el 112 en el Orden de Mérito y no estaba jugando bien, luego cumplí los 40 y ahora tengo este trofeo en las manos… me parece increíble».
Pepperell, que salió a siete golpes de la cabeza y llegó a rozar la victoria con su excelente actuación dadas las circunstancias (16 pares y dos birdies), se lleva como premio de consolación el puesto en el Abierto Británico.
La cruz fue para Rafa Cabrera-Bello, quien entregaba un 75 y se quedaba a un golpe del desempate, después de haber sido uno de los jugadores más sólidos de la semana, con lo que termina cuarto empatado en -1 con Tyrell Hatton, jugador que se adjudica el puesto en St. Andrews por su mejor posición en el ranking mundial.
Rafa no podía ocultar su decepción: «La verdad que creo que he jugado bastante bien de tee a green; he cometido muy pocos errores en un día que se avecinaba muy duro, aunque estoy un poco decepcionado por no haber conseguido soltarme en los greenes mi haber pateado todo lo bien que lo venía haciendo esta semana y sobre todo por perderme el posible play-off por un golpe, haciendo bogey en el último, así qu eno me ha sentado nada bien».
«El tiempo ha estado muy difícil aunque me he divertido jugando con estas condiciones y eso que hoy (por ayer domingo) ha sido un poco más extremo aun y nada, todavía tengo la sensación de perderme el play-off pero bueno en futuras semanas estaré mejor».