Ballesteros adquirió la condición de jugador profesional el año pasado y está entrenando y trabajando duro para poder cumplir algún día su sueño de tener la tarjeta del Circuito Europeo. Sabe que no será fácil, pero está convencido de que puede lograrlo.
Mientras llega ese día, Ballesteros está dispuesto a poner toda la carne en el asador para conseguirlo. De hecho, ya ha hecho sus pinitos compitiendo al máximo nivel. Debutó el año pasado en el European Tour como amateur en el Omega Dubai Desert Classic y este año ha vuelto a jugarlo, esta vez como profesional. Las cosas no marcharon bien, pero Javier ya ha digerido lo que allí ocurrió y está preparado para sacarse la espina.
¿Por qué elegiste el Gecko y cuándo decidiste jugarlo?
«Nada más hacerme profesional me estuve informando de dónde podía jugar y cuáles eran las mejores opciones. Me hablaron del Gecko y me hablaron muy bien. También vi información por Internet y me gustó mucho, así que decidí hacerme miembro y jugarlo. Creo que es muy importante jugar para probarte y seguir adquiriendo experiencia y no hay muchas opciones como el Gecko.»
Una vez probado y jugado en él varias pruebas, ¿qué te ha parecido?
«Las experiencias han sido muy buenas. Creo que es un circuito que hace muchas cosas buenas por el golf. Está bien organizado, hay buenos campos, muchos jugadores y un nivel importante. Está realmente bien. Compites con rivales de mucho nivel y te ayuda a mejorar. Mi idea es disputar cinco torneos más la final… si me clasifico, claro. Los profesionales debemos estar agradecidos de que haya iniciativas así.»
Esta temporada ya jugaste el Omega Dubai Desert Classic del Circuito Europeo, tu debut como profesional en el Circuito Europeo donde las cosas no salieron bien. ¿Qué aprendiste de aquella semana?
«Igual que ocurrió el año pasado, fui sin expectativas. El objetivo principal era disfrutar y pasarlo bien, aunque no lo conseguí. Realmente, lo pasé bastante mal en el campo. Aunque no tuviera expectativas, no es lo mismo hacer 75 golpes que 83. No es la primera vez que me ocurre lo que me pasó en Dubai. Tuve desconfianza y hasta cierto miedo con el drive y eso se transmitió a todo el juego. Pegué muchos golpes malos. Pero ya está completamente digerido. Sé lo difícil que es el golf profesional y me lo tomo con tranquilidad. Me gusta mucho el golf y ya sé lo que puede ocurrir. Sólo basta mirar lo que le está pasando a Tiger, sin decir que eso me anime, ni mucho menos, pero ya ves, hace 83 y tiene yips para aprochar…»
En la calle de prácticas de Dubai recibiste el consejo de todo un ilustre, ¿lo has puesto ya en práctica y realmente te ha servido?
«Sí, cierto, fue un consejo de Lee Westwood. Se me acercó y estuvo veinte minutos conmigo. Yo conozco a su caddie, Billy Foster, porque estuvo con mi padre, y me estuvo ayudando, muy simpático. Me dijo que pusiera el peso más en el centro y no tanto en los talones con el drive, y me ha servido, ya lo estoy poniendo en práctica.»
¿Cuáles son tus primeros recuerdos de golf?
«Hay uno que no me acuerdo yo, pero que me han contado mis padres. Tenía tres años cuando me pusieron un palo de golf en la mano y me puse a jugar el hoyo 12 de Pedreña. Hice 23 golpes. El otro recuerdo es ya con seis o siete años, cuando jugaba el campo de pares 3 de Pedreña. Una preciosidad. Los hoyos tienen entre 45 y 80 metros y me pasaba allí días y días enteros con un solo palo, el bláster. Hasta pateaba con él.»
¿Cuáles son tus objetivos como profesional?
«No tengo expectativas porque no me quiero poner más presión de la cuenta, pero tengo claro lo que quiero y trabajo muy duro para conseguirlo. Estoy entrenando más de seis horas al día y tengo clara la razón por la que me he hecho profesional. Mi objetivo es llegar algún día al Circuito Europeo, no sé cuándo, si dentro de dos, tres o cuatro años, pero quiero hacerlo, lo voy a dar todo y estoy convencido de que puedo conseguirlo.»