No es una práctica nueva y revolucionaria, aunque tampoco está demasiado extendida. ¿qué tal un entrenamiento de vez en cuando con el putter en la mano tratando de embocar a un hoyo con un diámetro más pequeño del habitual?
De vez en cuando, en algún putting green de algún campo, te encuentras un hoyo más pequeño de lo normal que facilita este tipo de entrenamiento. Por ejemplo, en el Al Badia Golf de Dubai, donde se acaba de disputar la Final del Challenge Tour. No es desde luego lo ordinario. Hay algunos profesionales (amateurs, muchos menos) que llevan consigo un utensilio práctico con forma de aro que, una vez instalado sobre el hoyo, también reduce su tamaño.
La cuestión es si de verdad puede ayudar o no. El madrileño Gonzalo Fernández-Castaño no es un habitual de este recurso, aunque lo ha utilizado y desde luego no le pone pegas: «Este año he visto ese tipo de hoyos más pequeños en algún campo de Estados Unidos, creo que fue en Hilton Head. A mí no me parece una mal entrenamiento porque al fin y al cabo te estás poniendo una exigencia más alta en el trabajo y eso siempre suele ser positivo; luego ves el hoyo de otra manera».
A bote pronto resulta evidente que el hecho de enfilar a un agujero más pequeño puede ayudar a afinar la puntería, tal y como explica Fernández-Castaño, o a agudizar la concentración. Por otra parte, parece más un recurso destinado a algún ejercicio concreto dentro de la rutina de entrenamiento, no una norma continua y habitual. Por ejemplo, los profesionales que de vez en cuando recurren a este método suelen utilizarlo en ejercicios de putts cortos, en torno al metro de distancia, en los que la precisión cobra aún mayor importancia.