En su reciente ingreso como miembro de la Real Academia Gallega de Bellas Artes -tomó posesión el pasado 26 de octubre- el arquitecto Rafael Moneo hacía una advertencia: «Convendría no rendirse incondicionalmente al turismo». Al tiempo que el Premio Pritzker de Arquitectura, el galardón más prestigioso del sector y que tiene su comparación con los Nobel, aconsejaba no caer en los destinos como parques temáticos, que desvirtuan la realidad de los escenarios que pretenden dinamizar.
Una de las apuestas turísticas generadas en la provincia en los últimos años estaba vinculada con el golf y pretendía convertir a Ourense en un punto de referencia para los aficionados a este deporte y un motor económico para los concellos ourensanos por el volumen de negocio que suponen los torneos y el número de personas que se mueven a su alrededor -entre deportistas, familiares y aficionados-. El proyecto Ourense, destino de golf fue presentado en el año 2004 y contemplaba la creación de campos de golf en diferentes puntos de la provincia. La Diputación y el Inorde apoyaban la iniciativa. No figuraban como promotores de los proyectos pero asumían el papel de promoción de estas instalaciones y el apoyo a los concellos, empresas o emprendedores que apostasen por el sector.
La punta de lanza de lo que iba a ser el conjunto de campos de golf que convertirían a Ourense en referente del sector era una instalación de futura creación en Toén, en un espacio cercano a la A-52 y que además potenciaría y complementaría la actividad de la villa termal de Laias. El proyecto ha pasado a engrosar el baúl de las expectativas frustradas, se ha quedado antes de llegar al primer hoyo, y una providencia de la Diputación -vía Boletín Oficial de la Provincia- le firmaba el finiquito. En la providencia rubricada por José Manuel Baltar se anuncia la «resolución de contrato e incautación da garantía definitiva constituída» para la ejecución del proyecto del año 2007 denominado «Construción escola municipal de golf-cancha de prácticas, no termo municipal de Toén». La providencia de la Diputación se adopta como medida de comunicación a la promotora de la obra, la empresa Gallega de Obras y Servicios (Gados SL), «ao non ser posible a súa notificación no último domicilio coñecido do interesado».
No todos los proyectos que se barajaban en la presentación de Ourense, destino de golf corrieron la misma suerte, aunque la mayor parte se quedaron por el camino.
De Montealegre a O Barco
Sí que se hizo realidad el recinto de Montealegre y se cuenta con un campo en A Touza (San Amaro). Entre las propuestas que no llegaron a materializarse está la creación de instalaciones deportivas en un pazo al pie de la N-525, en Vilamarín, y en O Castro (O Barco), en este caso por informe negativo de Patrimonio.
Este proyecto fue presentado en el año 2004 y contemplaba la creación de campos de golf en diferentes puntos de la provincia. La Diputación y el Inorde apoyaban la iniciativa aunque no figuraban como promotores de los proyectos pero asumían el papel de promoción de estas instalaciones y el apoyo a los concellos, empresas o emprendedores que apostasen por el sector.
La punta de lanza de lo que iba a ser el conjunto de campos de golf que convertirían a Ourense en referente del sector era una instalación de futura creación en Toén, en un espacio cercano a la A-52 y que además potenciaría y complementaría la actividad de la villa termal de Laias. El proyecto ha pasado a engrosar el baúl de las expectativas frustradas, se ha quedado antes de llegar al primer hoyo, y una providencia de la Diputación le firmaba el finiquito.
En el texto se anunciaba la «resolución de contrato e incautación de la garantía definitiva constituida2 para la ejecución del proyecto del año 2007 denominado ‘Construcción de una escuela municipal de golf-cancha de prácticas, en el término municipal de Toén’.»
De Montealegre a O Barco
Sí que se hizo realidad el recinto de Montealegre y se cuenta con un campo en A Touza (San Amaro). Entre las propuestas que no llegaron a materializarse está la creación de instalaciones deportivas en un pazo al pie de la N-525, en Vilamarín, y en O Castro (O Barco), en este caso por informe negativo de Patrimonio.