La última jornada del PGA Championsip, en Oak Hill, ha sido fiel reflejo de la teoría de Darwin. Jim Furyk, veterano de mil batallas, salió al campo con la firme intención de no cometer errores. Dejar que el recorrido “neoyorkino” fuera poniendo a cada uno en su lugar. A su lado Jason Dufner, quien en 2011 tenía el torneo en el bolsillo y dilapidó una ventaja de cinco golpes con cuatro hoyos por jugar, no estaba dispuesto a que los elementos decidieran por él.
Dufner, jugador inexpresivo, que se mueve por el campo de golf como si lo que sucede a su alrededor no fuera con él, y que masca tabaco con la misma tranquilidad que un granjero en el porche de su casa de Ohio, no iba a cometer los mismos errores del pasado.
Desde el tee del uno busco su juego. No se guardo nada en el bolsillo, mientras su veterano compañero buscaba la seguridad del centro de los greenes, Jason, busco las banderas, arriesgo y poco a poco fue dejando claro que se iba adaptar mejor que nadie a las dificultades que Oak Hill presentó en la última jornada del torneo.
La lección que aprendió en Atlanta en 2011, le ha permitido sobrevivir a los ataques de sus competidores en Rochester. Aunque para ser sinceros desde Furyk hasta Rory McIlroy , pasando por los suecos Stenson y Biltx, fueron victimas de sus propios errores, dejando en las manos de Dufner una victoria que sin duda merecía.
En cuanto al resto de la especies, Tiger no estuvo en Oak Hill. Su juego volvió a ser errático, inconsistente. Parece que ya no ejerce el mismo respeto que antaño. Su fortaleza mental, esa que le hizo invencible hace una década, desapareció hace tiempo y para ganar un grande se antoja imprescindible.
En cuanto a los nacionales, correctos Miguel Ángel Jiménez y Rafael Cabrera – Bello, el canario tras un inicio de temporada algo frío se ha ido calentando sobre todo en los grandes torneos.
De Sergio García poco nuevo que decir. Hace tiempo que no cree en si mismo. La selección natural que ejerce este deporte lo irá dejando atrás. Lo que no ha mucho era un tipo diferencial que dejaba su huella en los campo del golf, pasará a ser uno más en la lista de especies a desaparecer.