Golf Confidencial . Todos ellos, empatados a 283 golpes tras 54 hoyos, protagonizaron un agónico esfuerzo suplementario que se dilató durante nueve hoyos más y, tras los cuales, la gloria suprema fue para Raphael Jacquelin… Penitencia pagada con el tercer puesto para Felipe Aguilar (eliminado en el tercer hoyo de play off) y con la segunda plaza para Maximiliam Kieffer, el último en descolgarse de una lucha extrema que superó el récord de hoyos de desempate en un Open de España (cuando Eduardo Romero superó a Severiano Ballesteros en 1991) e igualado el establecido en el Circuito Europeo en 1989 en el Open de Holanda, cuando José María Olazábal consiguió un triunfo similar tras agónica lucha con Roger Chapman y Ronan Rafferty
Como se preveía desde jornadas anteriores, el desenlace se mostró abierto a todo y a todos, un escenario multiopcional donde no tuvieron cabida los teóricos favoritos al título más incierto de los últimos años. Incluso el escocés Marc Warren, líder a primera hora de la mañana, pudo sumarse a la fiesta del desempate pero dos errores consecutivos en los dos últimos hoyos, tras anotar un birdie inimaginable en el 16, desde bunker y una apreciable distancia, le descabalgaron –¡así es el golf!– de tan bella lucha por el título.
El dramatismo se adhirió con fuerza al Hoyo 18, repetido ¡nueve veces! para conocer el nombre del ganador del Open de España. Igualdad máxima, el título se convirtió en un concurso de precisión en los golpes de aproximación y con el putt, un toma y daca continua repleto de múltiples alternativas que acabó por fin con el galo Raphael Jacquelin abrazando el trofeo de campeón. Así se resolvió, como se preveía, con una acción de vibrante espectacularidad, un Open de España igualado y competitivo que se convirtió desde el principio en la rebelión de los modestos, un numeroso grupo de jugadores de calidad ávidos por arañar espacios a quienes adornan su pechera de galones victoriosos.
De esta intensa forma, Raphael Jacquelin se convirtió en el tercer francés en inscribir su nombre en el palmarés de esta cita, tras Christian Cevaer (2004) y Thomas Levet (2009). Este título pasó a engrosar su hoja de servicios donde ya existen dos triunfos en el Challenge Tour y otros tres en el European Tour, entre ellos el Open de Madrid de 2005.
Por lo que respecta a los representantes españoles, Sergio García e Ignacio Elvira fueron quienes escalaron más alto, hasta la duodécima plaza en concreto. El castellonense escenificó en la última ronda, con tremenda nitidez, su tormentosa relación con El Saler a lo largo de las cuatro jornadas de competición. Llegó a ocupar la cuarta plaza –partiendo desde el puesto 23– gracias a un arranque tan demoledor como ilusionante, un birdie en el Hoyo en 1 y un eagle en el Hoyo 3 que hicieron rugir de satisfacción a los centenares de aficionados que le seguían en su vuelta, ávidos como él de ese tipo de acciones espectaculares que le han encumbrado como uno de los mejores jugadores del mundo. La vibrante reacción, sin embargo, careció del empuje necesario para convertirse en gesta, un calificativo que precisaba de nuevas y sucesivas buenas acciones que por desgracia no se produjeron con la intensidad que exigía una remontada en el fondo imposible.
Lo intentó por activa y por pasiva, se peleó con los bunkers y con los greenes, accionó y reaccionó, vibró e hizo vibrar, ilusionó y decepcionó, se alegró y se enfadó, se mostró y se enfrentó, con él mismo y con cuantos le rodearon durante cuatro vueltas de intenso querer y no poder concretar, sentimientos contrapuestos a una actuación intensísima de quien luchó sin conseguirlo por convertirse en el icono de un torneo al que le hubiese encantando hermanar su nombre, como cuando ganó en 2002, con el ídolo de Borriol.
A su vera, compartiendo el duodécimo puesto, Ignacio Elvira, un joven con enormes ganas de comerse el mundo, con radiante felicidad a flor de piel, que ha aprovechado a las mil maravillas su participación en un Open de España donde, careciendo de la vitola de jugador español a seguir, se ganó a pulso la máxima atención gracias a conceptos tan necesarios como trabajo y capacidad de sacrificio. Dos vueltas de 71 golpes y otras dos de 72 de manera alternativa le auparon hasta las proximidades de la parte más noble de la clasificación, un resultado más que decoroso que supone un acicate para caminar por esa senda del éxito.
Clasificación Final:
1.- Raphael Jacquelin (Fra) 283 (73+66+73+71) (playoff)
2.- Maximilian Kieffer (Ale) 283 (75+68+69+71)
3.- Felipe Aguilar (Chi) 283 (68+71+74+70)
12.- Ignacio Elvira (Esp) 286 (71+72+71+72)
12.- Sergio García (Esp) 286 (72+73+70+71)
27.- Eduardo de la Riva (Esp) 289 (72+73+70+74)
35.- Ignacio Garrido (Esp) 290 (72+71+77+70).
El francés Raphael Jacquelin afrontó un maratoniano test de resistencia al estrés y la presión para ganar el Open de España 2013, el más igualado e intenso de los últimos años, resuelto mediante un dramático playoff de desempate junto al alemán Maximilian Kieffer y al chileno Felipe Aguilar.
Todos ellos, empatados a 283 golpes tras 54 hoyos de competición, protagonizaron un agónico esfuerzo suplementario que se dilató durante nueve hoyos más, gloria suprema para Raphael Jacquelin, penitencia pagada con el tercer puesto para Felipe Aguilar –eliminado en el
tercer hoyo de playoff– y con la segunda plaza para Maximiliam Kieffer, el último en descolgarse de una lucha absolutamente extrema que ha superado el récord de hoyos de desempate en un Open de España –cuando Eduardo Romero superó a Severiano Ballesteros en 1991– e igualado el establecido en el Circuito Europeo en 1989 en el Open de Holanda, cuando José María Olazábal consiguió un triunfo similar tras agónica lucha con Roger Chapman y Ronan Rafferty
Como se preveía desde jornadas anteriores, este Open de España se mostró abierto a todo y a todos, un escenario multiopcional donde no han tenido cabida los teóricos favoritos al título más incierto de los últimos años.
Incluso el escocés Marc Warren, líder a primera hora de la mañana, pudo sumarse a la fiesta del desempate, pero dos errores consecutivos en los dos últimos hoyos, tras anotar un birdie inimaginable en el 16, desde bunker y una apreciable distancia, le descabalgaron –¡así es el golf!– de tan bella lucha por el título.
El dramatismo se adhirió con fuerza al hoyo 18, repetido ¡nueve veces! para conocer el nombre del ganador del Open de España. Igualdad máxima, el título se convirtió en un concurso de precisión en los golpes de aproximación y con el putt, un toma y daca continua repleto de múltiples alternativas que acabó por fin con el galo Raphael Jacquelin abrazando el trofeo de campeón.
Así se resolvió, como se preveía, con una acción de vibrante espectacularidad, un Open de España igualado y competitivo que se convirtió desde el principio en la rebelión de los modestos, un numeroso grupo de jugadores de calidad ávidos por arañar espacios a quienes adornan su pechera de galones victoriosos.
De esta intensa forma, Raphael Jacquelin se convierte en el tercer francés en imponerse en un Open de España tras Christian Cevaer (2004) y Thomas Levet (2009), un título que se suma a una hoja de servicios donde ya existen dos triunfos en el Challenge Tour y otros tres en el European Tour, entre ellos el Open de Madrid de 2005.
Entre los españoles, Sergio García e Ignacio Elvira fueron quienes escalaron más alto, hasta la duodécima plaza en concreto. El castellonense escenificó en la última ronda, con tremenda nitidez, su tormentosa relación con El Saler a lo largo de las cuatro jornadas de competición. Llegó a ocupar la cuarta plaza –partiendo desde el puesto 23– gracias a un arranque tan demoledor como ilusionante, un birdie en el hoyo en 1 y un eagle en el hoyo 3 que hicieron rugir de satisfacción a los centenares de aficionados que le seguían en su vuelta, ávidos como él de ese tipo de acciones espectaculares que le han encumbrado como uno de los mejores jugadores del mundo.
La vibrante reacción, sin embargo, careció del empuje necesario para convertirse en gesta, un calificativo que precisaba de nuevas y sucesivas buenas acciones que por desgracia no se produjeron con la intensidad que exigía una remontada en el fondo imposible.
Lo intentó por activa y por pasiva, se peleó con los bunkers y con los greenes, accionó y reaccionó, vibró e hizo vibrar, ilusionó y decepcionó, se alegró y se enfadó, se mostró y se enfrentó, con él mismo y con cuantos le rodearon durante cuatro vueltas de intenso querer y no poder concretar, sentimientos contrapuestos a una actuación intensísima de quien luchó sin conseguirlo por convertirse en el icono de un torneo al que le hubiese encantando hermanar su nombre, como cuando ganó en 2002, con el ídolo de Borriol.
A su vera, compartiendo el duodécimo puesto, Ignacio Elvira, un joven con enormes ganas de comerse el mundo, con radiante felicidad a flor de piel, que ha aprovechado a las mil maravillas su participación en un Open de España donde, careciendo de la vitola de jugador español a seguir, se ganó a pulso la máxima atención gracias a conceptos tan necesarios como trabajo y capacidad de sacrificio. Dos vueltas de 71 golpes y otras dos de 72 de manera alternativa le auparon hasta las proximidades de la parte más noble de la clasificación, un resultado más que decoroso que supone un acicate para caminar por esa senda del éxito.
Clasificación Final:
1.- Raphael Jacquelin (Fra) 283 (73+66+73+71) (playoff)
2.- Maximilian Kieffer (Ale) 283 (75+68+69+71)
3.- Felipe Aguilar (Chi) 283 (68+71+74+70)
12.- Ignacio Elvira (Esp) 286 (71+72+71+72)
12.- Sergio García (Esp) 286 (72+73+70+71)
27.- Eduardo de la Riva (Esp) 289 (72+73+70+74)
35.- Ignacio Garrido (Esp) 290 (72+71+77+70)