25 de noviembre de 2024

Una empresa española lanza al mercado una bola ecológica

Una empresa española lanza al mercado una bola ecológica

Innovaciones constantes, siempre a la búsqueda de mejoras. Una empresa española se prepara para lanzar al mercado estadounidense, a lo largo del mes de diciembre, la primera pelota de golf biodegradable. Con ella, lo que se pretende es no sólo alimentar a los peces sino, a su vez, seducir a todos aquellos aficionados que suelen jugar a este deporte en complejos hoteleros cerca del mar y cruceros.

Golf Confidencial . Tal y como se ha podido saber, ya está todo listo para la presentación de Ecobioball, una bola de golf ecológica de un solo uso (no concebida para su empleo en un campo de golf de hierba) que, tal y como explicó a Efe Albert Buscató , ingeniero técnico agrícola que ideó estas pelotas: «Se deshace en el agua a las 36 horas debido a un proceso de biodegradación que libera el núcleo, consistente en una bola de sebo para peces«.

Tras el éxito obtenido con este invento revolucionario en el sector del golf, Albus Golf, la empresa creada por el ingeniero catalán y con sede en Barcelona, quiere centrarse ahora en la distribución de estas bolas en Estados Unidos. «La estrategia en Estados Unidos se aleja de todo lo conocido. Vamos a abrir un centro logístico en Miami para la distribución porque son varios los complejos hoteleros de los cayos de Florida que han mostrado su interés”.

Con la mira puesta en el mercado estadounidense, donde hay una gran afición a la práctica del golf, Buscató se plantea la posibilidad de abrir una planta de fabricación en un futuro próximo, aunque de momento se conforma con «tener un acceso mucho más importante al mercado«.

El precio por unidad es de 82 centavos de euro, aunque las bolas se venderán en cajas que contienen un centenar. Eso supondrá que, en el mercado estadounidense, tendrán un coste de unos 105 dólares por caja, una vez incluidos los impuestos.

El empresario no esconde que, dada la naturaleza de los materiales empleados para su fabricación, tanto en la cubierta (hecha a base de biopolímeros), como en el núcleo, estas pelotas no pueden alcanzar las distancias tan largas que buscan los expertos en sus golpes. Sin embargo, el objetivo es que se pueda practicar el golf en playas privadas, cruceros, yates y complejos hoteleros próximos al mar, de manera que las bolas se arrojen al agua y se «deshagan como un terrón de azúcar«.

Este emprendedor se muestra orgulloso de «estar presente ya en 25 países con un producto que tiene tres ecocertificaciones, lo que avala que se trata de un producto no tóxico para los peces». A sus 44 años, Buscató destaca la importancia de preservar el ecosistema, lo que incluye la concienciación de que las miles y miles de pelotas de golf que se arrojan al mar son contaminantes y tardan «entre quinientos y mil años para biodegradarse«.

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