Ya estamos en sábado, estas líneas, colgadas a una hora taurina, tienen su historia. He asistido esta mañana a dos eventos entrañables, cada uno por un motivo distinto, pero ambos conectados entre si.
El primero obvio, el cumpleaños de Seve Ballesteros. La fundación que lleva su nombre puso en marcha el Desafio Seve Ballesteros que ha congregado a más de doce mil jugadores en ciento treinta y cuatro campos, a lo largo de la piel de toro.
El Centro Nacional ha acogido esta mañana el acto de entrega de los fondos obtenidos que se destinarán a la creación del Laboratorio FSB-CNIO, dedicado a investigar sobre tumores cerebrales.
Por otro lado el Club Social Santo Domingo, está promoviendo una jornada solidaria a favor de la cirugía en Turkana. Con el objeto de paliar las necesidades médicas en el lago Turkana, al norte de Kenia, una de las zonas más pobres del planeta.
De vuelta al teclado, empiezo a sentir ansiedad por conocer como van a ser las cosas un poco más lejos, en el Augusta National.
Ayer la jornada termino esperanzadora. Tiger Woods lanzó un zarpazo de los de antes. No se, si será suficiente, pero el “puntazo” lo llevan sus adversarios.
Por parte de la “cuadrilla” española nos quedan tres matadores en el ruedo. Miguel Ángel Jiménez es el que peor tiene salir a hombros, pero como siempre su faena es digna de mención. Sergio García, es como ese veterano matador, del que se espera todo, unas veces sale cara y otras cruz.
He dejado para el final a Quirós. Álvaro no lo pasó bien el viernes, pero se mantuvo en pie como los valientes. Ya sabe como se las gasta el “Mihura” que tiene delante. Sabe que habrá hoyos que le buscaran los tobillos y los ha de salvar muy tranquilo, sin moverse. Por el contrario habrá otros que le darán facilidades, en este caso la muleta a la izquierda y a gustarse. Puede hacerlo.
El resto de favoritos, habrá que ver. Rory McIlroy tiene el talento, mientras que Jason Day tuvo su día.
Gracia sureña
Cuentan que hace unos años, un jugador de Zimbabwe creo recordar, fue a cumplimentar el acto de inscribirse en el Masters. Como estaba recién aterrizado se presento en las oficinas de inscripción en bermudas.
Se acerco al oficial y le dio su nombre. El funcionario del Augusta National, le miró recorriendo su gran anatomía desde la cabeza a los pies y respondió:
– Señor no dudo de que sea Vd. quien dice ser. Pero si realmente lo fuera, hubiera venido a inscribirse vestido correctamente.
Se dio media vuelta y siguió con sus quehaceres. El jugador hubo de ir al hotel cambiarse de vestimenta y cumplimentar la inscripción con posterioridad.